¿Le tiene miedo a las arañas? Entonces, probablemente percibe estos animales de una manera diferente a otras personas. Una maldición de la evolución: psicólogos descubrieron que las fobias cambian nuestra percepción.

La mayoría de las arañas no son más que unos pequeños e inofensivos animales con ocho patas. Sin embargo, las personas que sufren de aracnofobia las temen a tal punto que llegan a perder el control. Científicos han comprobado que su cerebro les juega una mala jugada: aracnofóbicos perciben imágenes de arañas mucho antes y durante más tiempo que personas que no les tienen miedo.

“Con nuestro estudio podemos comprobar que los estímulos fóbicos controlan el procesamiento visual en el cerebro”, dice Georg Alpers, psicólogo de la Universidad de Mannheim. Es decir: dos personas pueden percibir su entorno de diferente manera. Las personas con fobias no exageran cuando relatan el miedo que les infunden cosas que por lo general son inofensivas. Esto no vale solo para arañas, sino, por ejemplo, también para perros, gatos y serpientes.

Dos imágenes a la vez

Para examinar a personas aracnofóbicas, los psicólogos hicieron uso de un truco: con ayuda de un aparato llamado estereoscopio de espejos lograron que los voluntarios vieran dos imágenes al mismo tiempo. Con un ojo veían un diseño geométrico, con el otro, una araña o una flor.

“Es imposible ver durante mucho tiempo dos imágenes diferentes”, explica Alpers. “Éstas compiten una contra otra y el cerebro se decide por una de ellas”, añade. No obstante, no podemos controlar conscientemente qué imagen será elegida. Según el científico, a veces es una y a veces otra.
Científicos desarrollan métodos para curar a personas con aracnofobia.
Científicos desarrollan métodos para curar a personas con aracnofobia.


Las arañas les ganan a las flores

El cerebro de un aracnofóbico eligió el doble de veces la imagen de la araña comparado al cerebro de una persona que no les tiene miedo a estos animales. En el transcurso del experimento, la percepción podía cambiar y los voluntarios veían nuevamente el diseño geométrico. Sin embargo, en este caso, las personas con fobias percibían las arañas el doble del tiempo que las demás; y solo las imágenes de las arañas, no las de las flores.

“En personas con aracnofobia, tarde o temprano, la imagen de la araña gana la competencia de percepción frente a la imagen neutral”, afirma la colega de Alpers, Antje Gerdes. “Este estudio vuelve a comprobar, aunque de forma original, lo que ya se sabía”, dice Dieter Best, vicejefe de la Asociación Alemana de Psicoterapeutas. “Ante las enormes cantidades de estímulos potenciales debemos elegir de entre ellos”. Los sentimientos y sobre todo el miedo parecen jugar un papel central en este proceso.
Algunas personas les tienen un miedo terrible a las alturas, otras no.
Algunas personas les tienen un miedo terrible a las alturas, otras no.

La maldición de la evolución


Los psicólogos Alpers y Gerdes creen que la evolución ha hecho que procesemos de preferencia estímulos amenazadores. Sin embargo, con este mecanismo de protección, a las personas con fobias les salió el tiro por la culata: simplemente no pueden suprimir el objeto que les causa pesadillas.

Probablemente sean conexiones cerebrales las responsables de este fenómeno. El cuerpo amigdalino, el centro del miedo en el cerebro, podría estar conectado directamente con la corteza cerebral visual. Se trata de aquella región en el cerebro en donde procesamos lo que vemos y decidimos qué percibir conscientemente.

Si nuestros ojos ven algo que nos causa miedo, estas conexiones cerebrales activan la corteza cerebral visual y hacen que no nos perdamos el objeto terrorífico. No obstante, los investigadores aún deberán comprobar esta teoría.

DW.DE

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