El argumento de Fiona Potter, de 34 años, para no dejarse seducir era que siempre sentía que estaba haciendo una tarea, un deber y lo peor es que le cargaba y no lo hacía. 
A pesar de sus rechazos, tuvieron una niña llamada Gracia, de 5 años. Es que solo tenían sexo tres veces al año, y ni hablar de abrazos apretados. Ella también los evitaba para que él no se fuera a pensar  que quería algo más. 

¿Falta de amor? No, solo falta de orgasmos e interés sexual. “Prefiero ir a dormir porque siempre estoy cansada y trabajo mucho”, expresó la mujer al Daily Mail. 
Todo indica que tener una vida sexual requiere de deseo, salud y decisión. En este caso, nada ayudaba a que la situación mejorara. Ella trabaja de cuidadora por las noches y Adán es mecánico de día. Estuvieron a punto de separarse, obvio. 
"Llegué a un punto donde tuve suficiente, estaba enfermo de los rechazos constantes. Además, no quería ver a nuestra hija Gracia porque representaba lo lejos que me han empujado”, confesó el esposo.
La historia de la pareja, que afortunadamente resolvió sus problemas, se dio a conocer al formar parte de un documental del canal de TV More4, que reveló que, una de cada tres mujeres tiene dificultades sexuales. Pero no todo es morbo.
Por dar su testimonio recibieron un tratamiento con una destacada terapeuta sexual Trudy Hannington. “Toman al sexo como si no fuera lo suficientemente importante. Pero por lo que veo, cuando el sexo va mal es devastador, porque daña la confianza de una mujer y la autoestima sexual en ambos, lo que tiene un efecto devastador en ambos por el resto de sus vidas”, explicó la terapeuta. 
Agregó que si el sexo es visto como un lujo, cuando algo sale mal, es la última cosa que se fijan y a las personas les resulta muy difícil pedir ayuda. Aunque también, Hannington enfatizó que los problemas sexuales en una pareja son rara vez sólo sobre el sexo. 
“Se estima que uno de cada cuatro mujeres tienen problemas para alcanzar el clímax en algún momento de sus vidas, y alrededor de 10% nunca lo hacen. No todos pueden tener un dolor de cabeza”.
Las razones
La terapia televisada prometió encender la vida sexual de Fiona y Adán. Para hacerlo, la especialista tuvo que hurgar en los problemas de la infancia y adolescencia de ella. Ahí estaba el origen.
Fiona contó que sus padres se separaron cuando ella tenía 11 años y que después rara vez vio a su padre cuando él se volvió a casar y comenzó una nueva familia. 
Fue criada como una “cristiana” por su madre, quien le enseñó que el sexo antes del matrimonio no era bueno. Como resultado, ella "se rebeló" y a la edad de 16 años, se embarazó por primera vez. “Era mi manera de decir yo puedo hacer lo que quiero”, recordó. Tuvo un aborto involuntario, pero luego quedó embarazada otras dos veces. Sufrió otro aborto involuntario y al tercer intento, nació su hijo, Lucas, cuando ella tenía 18 años. 
Luego, para rematar un novio la obligó a tener relaciones cuando ella no tenía ganas y quedó muy dañada emocionalmente. “Estas experiencias tempranas de sexo no le mostraron la parte divertida sino que solo graves consecuencias y aprendió a usar el sexo como medio de control”, reflexionó la sexóloga.
El tratamiento
El gran objetivo de este operativo en la intimidad de un matrimonio fue salvarlo del divorcio. Por eso, la pareja inglesa estaba dispuesta a aprender a soltar sus defensas y sobre todo ella, quería resolver los cuestionamientos que traía de relaciones anteriores. 
El primer consejo de Trudy Hannington a la pareja fue ser más cariñosos y manifestar en forma regular, elogios y palabras que tendieran a fortalecer la autoestima y seguridad del otro. Aparte, la especialista impuso en la primera etapa la prohibición de tener relaciones sexuales hasta que pudieran aprender a ser cariñosos y sin que Fiona se sintiera obligada a ir más lejos.
También les animó a tener más tiempo para ellos y acordar citas nocturnas. Además, le recomendó a ella leer novelas de ficción erótica. Después de seguir por un tiempo, los consejos de Trudy, el deseo aumentó y finalmente, tuvieron relaciones sexuales que ambos disfrutaron. 
“La primera vez que tuvimos sexo fue alucinante, se dio un punto de inflexión. Nos dimos cuenta de que habíamos olvidado el uno al otro desde hace bastante tiempo. Hemos tenido relaciones sexuales como nunca y nos sentamos allí durante mucho tiempo después diciendo ‘guau, que era bueno esto’”, comentó Fiona Potter con una sonrisa.


Emol / GDA

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