Se cansaron de las excusas, de la rutina y del “no tengo tiempo”. Pretextos más que trillados y que la mayoría de los mortales usamos para justificar, entre otras cosas, por qué no hacemos ejercicios.
Así que, hace dos años tres amigas decidieron unirse con la quimera de correr en el triatlón que la actriz Roselyn Sánchez iba a realizar en aquel momento.
Y aunque ese anhelo no se cumplió debido a que solo llevaban un mes entrenando, fue el motor que impulsó a Omayra Borges, Maricarmen Fernández y Joana Vázquez a crear el grupo Run Like a Lola, una organización sin fines de lucro que hoy día cuenta con una matrícula de 180 Lolas, como ellas mismas se describen, y uno que otro Lolo.
“Inscribimos el grupo cuando eramos como 15 y con el tiempo fue creciendo. El primer tríalo no lo pudimos hacer porque nos dimos cuenta de que no habíamos entrenado y no estábamos preparadas. Pero de ahí en adelante empezamos a hacerlo y más adelante corrimos en el medio maratón Divas”, cuenta Omayra, la líder del grupo, quien dice que algo que las distingue es que corren “con falditas y maquilladas”. Además de que siempre tratan de vestirse de rosado.
“Es una forma de enfatizar que somos un grupo de mujeres que estamos buscando mejorar nuestra salud y calidad de vida y que la femineidad no está reñida con el deporte”, agrega la energética deportista, de 38 años, y madre de tres hijos.
En estos días, precisamente, el grupo de Lolas está entrenando para el mismo medio maratón, que se llevará a cabo el próximo 10 de noviembre. Y esta vez, asegura, están más que preparadas. Es lo que han venido haciendo desde hace un par de meses, cuando se dieron a la tarea de reclutar 100 mujeres para que participaran junto a ella en este evento.
“La acogida ha sido tan grande y tantas mujeres se nos acercaron a pedir que las dejaran participar que llegamos a 180 y tuvimos que cerrar”, cuenta Omayra, tras destacar que desde su inicios entendieron la importancia de entrenarse adecuadamente para poder correr y ejercitarse sin lesionarse.
Fue así cómo, además de entrenarse individualmente con un entrenador físico, también decidieron contratar los servicios de uno para que ayude a las nuevas Lolas del grupo para que tengan rutinas de ejercicios y técnicas para correr. Además de eso, se reúnen todos los sábados, a las 5: 00 a.m. para correr por diversas áreas de San Juan, una actividad a la que acuden mujeres que vienen desde diversos puntos de la Isla. Entre ellos, Ponce, Mayagüez, Gurabo y Canóvanas.
Y es que, en general, siempre es más fácil hacer ejercicios en grupo, asegura la entrenadora personal certificada y Master Trainer Jacqueline Rodríguez, de Flexi Sports Caribbean & Middle America.
De hecho, destaca que no solamente se le hace más fácil a la persona ejercitarse si no que, además, la ayuda a mantener un compromiso con ella y sus compañeras o compañeros en el deporte.
“La motivación es mayor porque también logras desarrollar relaciones personales. Los grupos impactan hasta la manera de vestir y limita la posibilidad de rendirte. Es la mejor opción para evitar el aburrimiento ya que te ayuda a mantener la disciplina”, agrega Rodríguez.
Calidad de vida
Cuando las fundadoras del grupo comenzaron correr y a sacar tiempo para ellas, Omayra dice que en tres meses vieron una transformación muy positiva, no solo físicamente sino también emocionalmente, lo que redundó en una mejor calidad de vida.
“En mi caso, padezco de hipotiroidismo y hasta empecé a tener problemas de azúcar, pero con el ejercicio lo he podido controlar muy bien. Somos mujeres que trabajamos, tenemos hijos, maridos y diversas responsabilidades. Pero nos dimos cuenta que correr y sacar tiempo para nosotras nos ayudaba en todos los aspectos. Con ese momento que tenemos, les estamos dando a nuestros hijos una madre más saludable”, afirma convencida Omayra, quien cree que con unos pares de tenis se evitan muchas visitas al psiquiatra, al psicólogo o al médico.
Precisamente, dice que por eso decidieron incorporarse como grupo para organizarse mejor y darle una estructura que les permitiera ayudar a otras mujeres. Fue así como ese grupo fundador -las Lolas Sisters- se impuso una cuota mensual de $10 con la intención de, al final de año, hacer un donativo a una causa meritoria.
Así, por ejemplo, han ayudado a pacientes de cáncer del Hospital Oncológico, a albergues de mujeres víctimas de violencia doméstica y de niños maltratados. También tuvieron la campaña Tennis for Anyone, con la que recogieron 600 pares de tenis que fueron donados a deambulantes.
“Han sido proyecto pequeños, pero el fin siempre es ayudar a una causa. Este año, cuando surgió el proyecto de reclutar las cien Lolas para participar en el Divas Half Marathon, las hemos auspiciado para que se preparen adecuadamente”, cuenta Omayra.
En ese sentido, las Lolas Sisters se encargan de que un entrenador supervise el entrenamiento de cada una de las participantes del grupo. Así, durante la semana reciben técnicas para correr y para entrenarse y hasta para escoger el tenis adecuado para correr según su pisada.
Según Omayra, la mayoría de estas mujeres nunca han corrido, así que necesitan este tipo coaching. Pero también se les ofrece charlas de nutrición y constantemente las Lolas Sisters las llaman para apoyarlas y motivarlas. Además, los lunes se reúnen con la Master Trainer Jacqueline Rodríguez para una clase de XCO, un ejercicio con unos cilindros especiales en el que se realizan movimientos tridimensionales que ayudan a activar el colágeno, la proteína principal del tejido conectivo y la que fortalece y protege las coyunturas.
“Lo que buscamos es mantener al grupo motivado y que puedan ver que se pueden lograr las metas. Por eso, más que correr por correr, tratamos siempre de motivarlas con diversas actividades”, agrega Omayra.
Para lograrlo, Omayra explica cada una de las Lolas Sisters, tiene un grupo de diez Lolas y les da seguimiento diario para saber cómo les va y para darle apoyo en lo que necesiten.
En ese sentido, dice que para ella es una satisfacción muy grande ver cómo han podido ser parte de la transformación que logran en sus vidas. De hecho, asegura que los cambios que ellas mismas han visto en sus familias y cómo los esposos y los hijos se han ido incorporando para apoyar sus metas, ha sido muy enriquecedor.
En ese sentido, cree que las mujeres tienen mucha necesidad de sacar tiempo para ellas y para mejorar su salud, que es el objetivo principal del grupo.
“Si nosotras no estamos bien, física y mentalmente, la familia tampoco lo va a estar. En ese sentido, ese momento que sacamos para el deporte, para compartir y contarnos cómo nos ha ido, nos ayuda a llegar a nuestras casas más aliviadas, con más energías y más contentas”, asegura Omayra, quien dice que diariamente le escriben entre cinco y seis mujeres que quieren ser parte del grupo.
Pero ahora tuvieron que cerrar las inscripciones porque al ser tantas mujeres no pueden apoyarlas adecuadamente. Más que nada, porque se trata de un programa individualizado en el que los gastos de uniforme y entrenamiento es pagado por el grupo fundador y algunos auspicios que han conseguido.
Pero espera que, eventualmente, si consiguen el patrocinio necesario puedan abrir inscripciones para que más mujeres se beneficien del programa.
Hablan las Lolas
Idalis Saldarriaga dice que siempre tenía un “pero” para no ejercitarse. Desde su trabajo como consejera escolar, sus hijas de 11 y 13 años, el cansancio y el poco tiempo siempre la hacían posponer hacer ejercicios.
Pero gracias a unas amigas que la motivaron, hace un mes se decidió y dice que hoy le da gracias a Dios porque en tan poco tiempo, ya nota una diferencia en su vida.
“Mi autoestima se ha reforzado y tengo mejor ánimo. Hacía años que no me ejercitaba pero me he acoplado muy bien. Me siento muy motivada. Se acabaron las excusas, ahora saco tiempo para mí y madrugo los sábados para encontrarme con las Lolas a las 5:00 de la mañana”, agrega entusiasmada la mujer de 43 años.
No es la única. Por eso no es extraño que varias de ellas se acerquen y quieran hablar de sus experiencias. Son mujeres de diversas edades, profesiones e inquietudes. Pero todas coinciden en algo: estar en el grupo y tener el apoyo de otras mujeres que las motivan a ejercitarse ha sido esencial. A eso se añade que notan los cambios y se sienten fabulosas.
Zolyam Rosado, por ejemplo, dice que empezó en el grupo luego de haber tenido a su primer bebé. Quería bajar de peso y cambiar su estilo de vida, así que vio una oportunidad cuando supo del grupo.
“Me gusta mucho el ambiente; la motivación es fundamental y eso me ha ayudado mucho. Ahora corro con un coche deportivo en el que va mi bebé de siete meses. Hasta mi marido se ha contagiado y ahora también hace ejercicios”, cuenta Zolyam con una gran sonrisa.
Mientras que Ana Bracetti, de 63 años, dice que lleva dos meses y siente que su salud, tanto emocional como física han mejorado mucho. “Soy ama de casa y ahora estoy más activa que antes; esta es la mejor forma de uno mantenerse sana mental y físicamente. Ya hice un 5K y un 10K y ahora voy a participar en las Divas”, agrega orgullosa.
De la misma forma se expresa la psicóloga clínica Cynthia Williams, quien viaja de Canóvanas para entrenar con el grupo.
“Trabajo mucho con mujeres víctimas de violencia doméstica y entiendo que debo ser un modelo a seguir. Por eso me preocupo de mantener mi cuerpo y mente sana. Y en ese sentido el ejercicios ayuda mucho”, afirma la mujer de 48 años.
Otra que está muy entusiasmada es la abogada Carol Ortiz, quien cree que se viven tiempos en los que el bienestar y la calidad de vida no se toman mucho en cuenta, cuando debería ser una prioridad.
“Antes yo hacía ejercicio pero no es lo mismo hacerlo sola que en grupo, con mujeres que trabajan y que hacen un esfuerzo por mejorar su calidad de vida. Y eso ayuda a que uno se motive más”, agrega la abogada de 26 años.

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