La promiscuidad es un factor determinante entre las jóvenes a la hora de elegir a su grupo de amigas. “Cuanto más sexualmente activa sea una persona, más rechazo social provocará en sus iguales”, según concluye el estudio Birds of a feather? Not when it comes to sexual permissiveness publicado en el último número del Journal of Social and Personal Relationships.
Una norma no escrita que se aplica principalmente entre las mujeres, pues para los hombres es un factor que apenas influye en sus decisiones afectivas. La principal razón, “evitar el riesgo de aislamiento social por la estigmatización de las personas promiscuas”.
Los resultados de la investigación responden a las distintas valoraciones aportadas por casi un millar de universitarios. Las jóvenes que participaron en el estudiosuspendieron a las personas sexualmente activas en nueve de los diez rasgos relacionados con la amistad que les propusieron los investigadores (simpatía, estabilidad emocional, cariño, principios éticos, etc.). La sociabilidad fue el único atributo positivo que encontraron en estas personas, aunque insuficiente como para entablar una relación afectiva con ellas.
Las promiscuas, una amenaza evolutiva
Los resultados del estudio no eran los esperables. Según reconoce la autora principal, Zhana Vrangalova, profesora de psicología en la Universidad de Cornell, “esperábamos que las mujeres no fueran tan duras a la hora de juzgar a sus pares por motivo de su actividad sexual”.
Hasta las jóvenes promiscuas calificaron negativamente a las que también lo eran. Y es que, cuando se trata de seleccionar a las amigas, lo más importante no parece ser lo que uno piense de ellas, sino lo que piensa la sociedad. Una norma que choca con el principio psicológico de la homofilia, en base al cual profundizamos los lazos afectivos, ya sean amistosos o amorosos, con aquellas personas con una forma de ser y actuar similar a la nuestra.
La hipótesis que han lanzado los investigadores para explicar los resultados del estudio se centran en las teorías evolutivas. Según estas, “alejarse de las personas promiscuas es beneficioso por varias razones”. En primer lugar, y en la línea de otras investigaciones anteriores, “las personas promiscuas son más propensas a ser infieles a sus parejas, incluso con las de sus conocidos, lo que representa una amenaza evolutiva”.
Conservar la reputación por encima de todo
Otra de las explicaciones es que la promiscuidad está asociado con un estigma social, por lo que distanciarse de este tipo de personas es una forma de “preservar la propia reputación”, explica Vrangalova. Esta última hipótesis fue ratificada por el 90% de las jóvenes que participaron en el estudio. Sin embargo, llama la atención de queninguna de las personas consideradas promiscuas dijo sentirse aislada o marginada socialmente.
“Tras cruzar los datos de la investigación, pudimos comprobar que las mujeres sexualmente activas gozaban de un grupo de amigos tan amplio como las que no lo eran”, apunta la psicóloga. El grupo de investigadores prepara ahora otro estudio para determinar qué tipo de mecanismos utilizan las personas promiscuas para mantenerse integradas socialmente, a pesar del rechazo que sus pares han demostrado hacia ellas en la investigación.

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